Nadie había encontrado hasta entonces un tiempo para dedicarle, y la
muchacha había creido como un árbol plantado en el lugar equivocado y
olvidado por los cuidados del jardinero.
El pasado se soporta, el presente se malgasta y el futuro se convierte en una larga y piadosa mentira.
Solo los más jóvenes viven la
intensidad de las pasiones como si las estrenaran, como si nadie antes
hubiera padecido suplicio similas... Las hijas no miran a sus padres como a seres que fueron jóvenes, tuvieron ilusiones, sueños, desengaños.
La vida tiene el peso de un cuenco de arroz.
Te hablaré con palabras secretas
mudas y nuestras.
Las hojas de otoño tejerán el secreto
con las palabras del bordado.
El puente de los cerezos,
Blanca Álvarez
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