"Leía lentamente, juntando las sílabas, murmurándolas a media voz
como si las paladeara, y al tener dominada la palabra entera la repetía
de un viaje. Luego hacía lo mismo con la frase completa, y de esa manera
se apropiaba de los sentimientos e ideas plasmados en la páginas.
Cuando un pasaje le agradaba especialmente lo repetía muchas veces,
todas las que estimara necesarias para descubrir cuán hermoso podía ser
también el lenguaje humano".
"Durante su vida entre los shuar no precisó de novelas de amor para conocerlo".
"Fue el descubrimiento más importante de toda su vida. Sabía leer.
Era poseedor del antídoto contra el ponzoñoso veneno de la vejez".
"... novelas que hablaban del amor con palabras tan hermosas que a veces le hacían olvidar la barbarie humana".
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